sábado, 4 de diciembre de 2021

JOAQUINA

 

Hace un tiempo, una mañana de abril,

asistimos al rito de tu despedida.

Cielos extremeños, tintados de añil,

cobijaban la primavera recién nacida.


De compostura exuberante y gentil,

La tierra extremeña, toda florida,

escoltaba tu camino hacia el fin.

generosa, te ofreció su acogida.

 

Hacía tiempo que una mano letal

Iba despojándote de tu impulso

tu risa, tu andar ligero, tu claridad.

 

Mariposa leve, desarmada y pueril,

te posaste en un halo liviano y confuso,

entre la nostalgia y el desistir.

 

Te amoldaste a vivir estos raros días,

apacible, cándida y sin gobierno.

La dueña, laseñora, madre y guía,

convertida en débil pajarillo tierno.


Y llegó abril copioso de dones,

para brindarnos la hermosa mañana

llena de auroras y tristes emociones.

 

domingo, 4 de julio de 2021

FOTOGRAFÍA


Su contemplación aproxima
al encarnado otoño;
tiempo de transformaciones,
sinfonía de acontecimientos,
exuberantes frutos.

La granada, rotunda en sus atributos,
congrega todas las esencias
de esa palpitante estación.
Una capa roja, envolvente
y luminosa, guarda sus frutos.

Cuando la granada se abre,
erupción volcánica, se derrama
la íntima belleza de su interior.
como indicando un camino
al descubrimiento, 
al conocimiento,
a la complacencia de ofrecer y recoger.

Si bien esa rana que saborea el instante,
disloca cualquier hipótesis de intención,
abre la válvula a múltiples, 
y variadas posibilidades.

Lándraves, junio 2021
A Chus Prieto Villarino, autora de la fotografia.

sábado, 26 de junio de 2021

SOLSTICIO DE VERANO 23 /6/21

SOLSTICIO DE VERANO

Este día de solsticio de verano, 

el más largo del año, 

amanece con una meteorología

rara y caprichosa. 


Surgen, trastornados  nubarrones, 

Inconstantes, mudables, 

que vierten lluvia vertical,

una trama de radiantes hilos 

envolviendo la oscura fronda.


Sale el sol; atender las flores, 

empaparme de este junio, pasear,

vislumbrar los girasoles en flor… 

hasta que  un viento racheado irrumpe.

Llega saturado de finísimas gotas, 

alfileres, hay que apresurarse.


Desde el sotechado admiro la tarde 

que persiste en su variabilidad,

su distorsión y su belleza.

Los árboles, en sintonía cómplice,

corean, bailan y se serenan.

Yo preciso dos mantas,

ante el frío viento.


La claridad se ha alargado hoy,

el crepúsculo sosegado y lento, 

sobreviene con brillo azul de luna. 

Mi experiencia corpórea del día, 

desde mis  ensoñaciones, en mis tareas,

vividas al ritmo del tiempo, 

a la agitación que domina al clima,

acaba ahora en la noche oscura.  


El tiempo con sus misterios 

ha pasado por el día, por mí.



miércoles, 16 de junio de 2021

LANDRAVES

    

 Vuelvo a la antigua y querida casa,

      

la que me salvaguarda del verano,

             

del revuelo y el alborozo,

              

 de las calles rebosantes

                

de voces y carcajadas,

                 

de la luz inclemente,

                    

del calor que asola

                    

sin compasión.

        

         

Enclavada dentro del bosque,

           

de la brillante sierra caliza,

               

del río y de los cielos,

                

de pájaros y cantos,

               

de las inclemencias

viento, lluvia y

 tormentas.


 Aquí,

 siento que los árbole

 me hablan al oído,

 que me abrazan,

que me acogen

 en su útero

 poderoso y 

 franco.


16 de junio de 2021

(A Miguel Vales Villamarin, 

con agradecimiento)


lunes, 14 de junio de 2021

EL ABRAZO

El  hombre atraviesa esa hiriente

frontera que hemos construido.

Muchas otras personas 

corriendo la misma suerte; 

manipulación política, injusticia.

Él se derrumba en la arena

temblando de dolor y fatiga.

Una mujer joven se agacha 

le ofrece un abrazo y consuelo, 

se funde con él en la desesperación.

Un rayo refulgente de amor 

brota entre el oscuro desconcierto.



domingo, 13 de junio de 2021

OTOÑO

Se barruntan cambios, otro orden,

la nueva celebración se insinúa.

El sol ya perdió su rigor, mudó,

se tornó sutil y manso, bruñido en oro.

La lluvia y el sol se enlazan mansos

falseando las luces, irisando el aire.

Agua, sol y viento coincidiendo,

afiladas gotas tintinean en la cara. 

Bullir de hojas en el aire, inicial danza,

cabriolas y piruetas en ventolera.

Primicia de colores bajo la neblina,

vaporosas tonalidades de brillo húmedo.

Las copas se afanan en cambiar su túnica,

desnudarse al viento, enrojecer.

Torna la tarde a la calma, gran silencio,

las quietas hojas lucen espejos.

Mutismo al unísono, compromiso

de secretas alianzas ancestrales.

El melancólico canto del búho,

que pellizca el alma, adelanta su hora.

 En tanto, oleadas de malignidad

asolando al mundo fatalmente.

LA DOBLE VIDA DE LOLA

Casó muy joven, con apenas los dieciocho.

La madre, al cargo de la prole, once, la mayoría hijas,

la persuadió con milongas: “Es un hombre trabajador,

tiene fincas, propiedades, te tratará bien.”

Él, laborando en las fincas, el tute en la taberna,

el fútbol, los negocios y asuntos de trabajo.

Ella ansiando desgranar sus quiméricos anhelos,

soñando otros universos, resignándose a lo pactado.

 Lola, escasa de escuela, leer, escribir y cuentas,

envidiaba a las mujeres “con cultura y carrera”

de vidas apasionantes, teatros, cine, tertulias,

recorriendo el mundo.

Una noche hechicera, vivió un  utópico sueño;

 era una azafata de sonrisa resplandeciente,

convulsa alucinación que la empujó a consagrarse

al delirio de volar  a caballo de las nubes.

Urdió una quimera, entelequia inocua,

nuevo e intimo mundo , navegaba por rutas aéreas,

escudriñaba  los cielos, imaginaba itinerarios,

 destinos célebres y remotos.

 Peripecia soberana, dominaba varias lenguas,

relaciones  exquisitas, metrópolis exóticas.

Existencia clandestina que ella mantenía viva,

oculta en un recóndito  pliegue de su corazón.

Con ochenta y cinco años, una tarde de mayo,

cuando pintan las cerezas, resolvió revelar su secreto.

Tomó las manos del esposo, sentado a su lado,

confesó su oculta verdad:

 — “¿Ves aquel avión que vuela alto? 

Va camino del Oriente,

en  su interior viajo yo, 

mi destino es Estambul.”


sábado, 12 de junio de 2021

LA LUZ DE NARCISO

De vuelta a casa, ya lejos del bullicio,

de la luz inclemente,  del frenesí,

amparada en el silencio de peñas,

prados y montes, me recobro y evoco

las horas pasadas bajo la luz de Narciso.

Fue  él quien convocó a los oficiantes.

Su pueblo, entre paramos y exiguo,

de  disposición angosta  y exacta,

con muros de adobe, cal y madera,

luce al sol de la mañana de julio.

El corral del Museo transformado

en aula, alberga la celebración.

De trazo antiguo, el lugar posee

la belleza de los claustros y patios,

su sombra, su misterio, su recogimiento.

Entre sus muros afloran vidas arcaicas,

un espacio de luz tan limpia y estricta

que aporta veracidad a las formas,

luz caprichosa, cuando roza los arboles

estremecidos por la suave brisa.

Me desnudo y comienza la liturgia,

revuelo de caballetes a mi alrededor,

el silencio se apodera  del lugar,

únicamente  la voz del maestro

y el eco del lápiz, lo quiebran.

Ojala que el sigilo, el embrujo del instante,

consienta en avivar la mirada interior,

ver más allá de la medida de mi piel,

descubrir y atisbar secretos del cosmos.

Me fascina el milagro de la vida.

TARDE DE VERANO

Al caer  la tarde, nos acercamos al puente,

me acomodo a la orilla del caudal,

manto de seda sinuoso, serpenteando

a través del brillo de los  oscuros guijarros,

La menta y la hierba fresca endulzan el aire.

Huele a nardos esta tarde sin luna.

Erico se allega y se sienta en otra piedra,

observamos el río de reflejos dorados.

Un mirlo de pecho blanco nos reta de frente,

Osado, nos permite su visión un buen rato,

Hasta que, exacto y veloz, vuela hasta su nido,

en una grieta del muro del puente.

La noche asoma entre el rojizo cielo,

recogen los aperos los que pescaban,

nos levantamos de los inestables asientos

no sin cierta dificultad y falta de  equilibrio,

el tiempo no pasa en balde.


Alegres, nos dirigimos al bar de Josemi.

En la copa del chopo, jubilosamente,

las cigüeñas ponen castañuelas a la noche.

 (Boca de Huérgano, verano 2020.)

RELACIÓN DE VECINDAD.

Acechamos con júbilo sus vuelos,
resplandor en el aire de plumas morenas,
brillo de luna y gualda en el pico.

Las trovas de los mirlos tejen nuestros días.

Febriles en sus idas y venidas, cargando
en el ambarino pico insectos y lombrices.

Recelosos, antes de ocultarse
en la espesa  madreselva, componen torpes tretas
con tal de no revelarnos su secreto.

Salvaguardar la casa, no dejar huella.
Un antiguo idioma renace a oscuras.

(Jarandilla de la Vera, primavera 2020)

viernes, 11 de junio de 2021

ATALAYA

Erguido en su atalaya contempla el mundo.

El talante alegre, sereno y atento.

De caminos y veredas cosecha horizontes, 

de calles y plazas, callejeando al  trote,

palabras al vuelo de gente del pueblo.

Enfila la cuesta de casa y aviva el trote,

los cascos repican sobre el empedrado.

Mi madre lo escucha: “Ya viene tu padre”.

Salimos a la acera por verle llegar.


Ya a nuestro lado, baja de la mula

contento de vernos, la fatiga en su cara.

LOS LIBROS.

Mi familia, campesina; 

bendición de la tierra,

sembrar y cosechar, 

uvas y vino, higos dulces.

Sin huecos para libros, 

solo uno, en casa de la abuela, 

muy pronto me fijé en él, 

en su atractiva portada.

En cuanto aprendí a leer, 

lo hice mío entusiasmada.

Su lectura me trasladó 

espacios asombrosos y  lejanos.


El prodigio de esta primera vez, 

me lleva a buscarles con  pasión

con tal de regodearme

desentrañando los vericuetos 

de sus entintados tripas.