Hace un tiempo, una mañana de
abril,
asistimos al rito de tu
despedida.
Cielos extremeños, tintados
de añil,
cobijaban la primavera recién
nacida.
De compostura exuberante y gentil,
La tierra extremeña, toda florida,
escoltaba tu camino hacia el
fin.
generosa, te ofreció su acogida.
Hacía tiempo que una mano letal
Iba despojándote de tu impulso
tu risa, tu andar ligero, tu
claridad.
Mariposa leve, desarmada y
pueril,
te posaste en un halo liviano
y confuso,
entre la nostalgia y el
desistir.
Te amoldaste a vivir estos raros días,
apacible, cándida y sin gobierno.
La dueña, laseñora, madre y guía,
convertida en débil pajarillo tierno.
Y llegó abril copioso de dones,
para brindarnos la hermosa mañana
llena de auroras y tristes emociones.