SOLSTICIO DE VERANO
Este día de solsticio de verano,
el más largo del año,
amanece con una meteorología
rara y caprichosa.
Surgen, trastornados nubarrones,
Inconstantes, mudables,
que vierten lluvia vertical,
una trama de radiantes hilos
envolviendo la oscura fronda.
Sale el sol; atender las flores,
empaparme de este junio, pasear,
vislumbrar los girasoles en flor…
hasta que un viento racheado irrumpe.
Llega saturado de finísimas gotas,
alfileres, hay que apresurarse.
Desde el sotechado admiro la tarde
que persiste en su variabilidad,
su distorsión y su belleza.
Los árboles, en sintonía cómplice,
corean, bailan y se serenan.
Yo preciso dos mantas,
ante el frío viento.
La claridad se ha alargado hoy,
el crepúsculo sosegado y lento,
sobreviene con brillo azul de luna.
Mi experiencia corpórea del día,
desde mis ensoñaciones, en mis tareas,
vividas al ritmo del tiempo,
a la agitación que domina al clima,
acaba ahora en la noche oscura.
El tiempo con sus misterios
ha pasado por el día, por mí.
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